El Positivado Fotográfico

Positivar fotografías

Uno de los últimos pasos del proceso fotográfico. Conseguiremos con el positivado tener nuestra fotografía en un soporte físico que normalmente es papel.
Positivar fotografías, como su nombre indica, es convertir la imagen negativa de la película en una imagen en positivo. A esta imagen en positivo se le llama normalmente Copia. De un negativo podemos obtener infinitas copias siempre que mantengamos éste en condiciones óptimas.


Como en la película convencional, salvo en la diapositiva, la imagen se forma con los tonos invertidos, surge la necesidad de crear un proceso final en el que poder ver la imagen tal y como la hemos querido captar en la realidad. De ahí nace el Positivado.
Se pueden positivar negativos de dos modos. Por un lado está el positivado por contacto y por otro lado el positivado por ampliación.

Positivado por contacto

En el positivado por contacto se obtiene la copia final poniendo el negativo directamente en contacto con el papel fotográfico y exponiendo éste a la luz.


De este modo, el papel, que tiene una emulsión fotosensible, reaccionará y oscurecerá más las zonas en las que ha incidido más luz y menos en las que el negativo sea lo suficientemente opaco como para que ésta no traspase o lo haga en muy poca cantidad. Así, sobre el papel quedará exactamente la imagen "contraria" a la que tenemos en el negativo, es decir, el positivo.

Aunque con esta técnica ahorramos en aparatos, en comparación con el positivado por ampliación, su principal defecto es que el positivo que obtenemos será del mismo tamaño que el negativo. Si tenemos un negativo de 35 mm, que es lo más común entre el fotógrafo aficionado, el positivo en papel será muy pequeño.

Tira de pruebas

La técnica de positivado por contacto se utiliza habitualmente para sacar lo que se conoce como Hoja de Contacto. En esta hoja de contacto se disponen sobre el papel todos los negativos y se exponen a la luz el tiempo determinado por una tira de prueba que habremos hecho previamente.


Como resultado, obtendremos un positivo de todos los negativos juntos en los cuales podremos identificar fácilmente cada imagen y elegir la más adecuada para su ampliación.
Para hacer una hoja de contacto pueden usarse dos métodos. Uno casero, en el que se coloca sobre los negativos un cristal impecable en cuanto a suciedad y rayaduras, ya que cada imperfección se verá reflejada en la copia final, o bien uno más profesional. En este sistema dispondremos de una Prensa de Contacto que es un soporte especialmente diseñado para contener y sujetar los negativos.

El modo habitual para saber cuánto tiempo de exposición necesita cada negativo para positivarse se obtiene realizando una tira de prueba. Para conseguir esta tira expondremos el negativo sobre un papel fotográfico que no haya sido expuesto previamente de la siguiente manera: Taparemos el papel con un cartón dejando sólo una línea al contacto con la luz y la expondremos un periodo de tiempo determinado, 2 segundos, por ejemplo.


Desplazaremos un poco el cartón para ampliar esa línea que está en contacto con la luz y volveremos a encender la luz el mismo periodo de tiempo, otros 2 segundos, y así sucesivamente.
Al final, obtendremos una imagen en la cual, lo zona que ha sido expuesta durante más tiempo (la primera que expusimos) está más oscura que el resto que se va degradando paulatinamente. Como conocemos los tiempos que ha estado expuesto a la luz cada uno de los tonos o líneas de la tira de prueba, elegiremos el más adecuado para nuestro negativo.
Una vez expuesto a la luz la cantidad que hemos considerado la más correcta podemos proceder a revelar el papel.

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